miércoles, 26 de noviembre de 2008

Harold y Maude

La verdad, la igualdad y la belleza quizá ya no sean las aspiraciones máximas de quien ha rebasado y ya ha pasado por el estado de lo natural.
Son estos criterios, quizá extravagantes o quizá el producto de una mente lúcida, ardiente de deseo y pasión dentro de los recovecos de su alma desgarrada, utópica y absurda; los productores de la realidad más allá de la normalidad atrayente al cúmulo de lógicas irrefutables y, a mi juicio, tan determinantes de tantas vidas y- por la misma razón- de tantas producciónes cinematográficas.
Empezemos pues.

Pero antes, dejémonos guiar en la reminiscencia del hedor que ha dejado estos posos por doquier. De este creador llamado Hal Ashby, en el contexto del conjunto de componentes de los del Nuevo Hollywood. Un director que murió el mismo año que me vio nacer, 1.988, con un cáncer pancreático cada vez más extendido a causa de su falta de cariño propio. Yo les llevaré hasta lo más hondo que sea capaz dentro de esta historia. Y como no es una historia común... tampoco lo ha de ser su reflejo.

Harold y Maude es una historia de amor por encima de todo. Puede que me sienta aburrido por este tipo de afirmaciones. El caso es que es el amor el que da sentido a todo el cúmulo de acciones sorprendentemente impredecibles que se prolongan a lo largo de toda la película. Y sin embargo es un amor tan atípico. Tan poco pasional. Un niño adolescente y una vieja de ochenta años que se dan un beso en unos labios tan extraños para sí. No les importa el mundo a su alrededor, y es que de hecho importa bien poco en la obra- como se percibe en el modo de conducir por la carretera de Maude y de Harold- o tanto como le debía de importar a Ashby; un estadounidense de familia mormón que tuvo que sufrir la separación de sus padres y el suicidio del mismo padre y su expulsión posterior del instituto.
Harold es un chico rico que parece vivir de lo que cae de los árboles, la apariencia aristocrática de su hogar y los gastos que puede permitirse siempre, así lo demuestran. Al principio quizá parece un snob enloquecido, a causa de la sobreprotección y exceso de abundancia que está a su disposición. Las conversaciones con la única mujer que se atrevería a saludar a un ser tan oscuro- enamorado de la muerte- como éste, quizá abren sus ojos.

Y es que Maude, quien parece no escuchar nunca porque está constantemente hablando, invita a la vida, al disfrute del segundo y a abrir tu corazón al mundo sin decirlo con palabras siquiera. Es curioso que una viejecita pueda parecer tan asombrosamente jovial y arranque poco a poco del semblante de un introvertido muchacho- como se aprecia en el cambio del rostro del tímido protagonista- una sonrisa o desafinados acordes de banjo.
"Hay mil formas de vivir. Tú sabes que las hay." Una traducción mía del canto de Cat Stevens "there's a million things to be. You know that there are". La música, de la mano del cantautor antes nombrado, coge la mano a la historia y le da forma y color. El color de un girasol, de una margarita. Encuadra la existencia y no la convierte en insignificante al acabar en una tragédie predecible durante todo el tiempo, pero falta a los ojos y a la temporalidad, donde los días y las noches parecen cosas que no importan a nadie o no existen. De hecho, cuando tengáis la oportunidad de ver esta obra; por favor, contad los días y las noches.

¿Y qué hay de aquellos a los que no importa el amor, ajenos a tal prodigio? Hal consigue provocarnos arcadas ante aquellos que sienten indiferencia o repudio hacia la unión y nos pone de su parte. Parece tan evidente la claridad de sus motivos, la justicia de tan deseada unión. Los ejemplos serían un cura, que con su cara de poseso frenético manifiesta sus deseos de vomitar; el tío de Harold, héroe militar, que saluda a la bandera como puede porque no tiene el brazo derecho, belicista y reflejo crítico del patriotismo viejo y fuera de tiempo. Aunque no me atrevería a decir que lo que se propone el director es afirmar que lo que no entiende nadie guarda algo en su interior. Sería demasiado vulgar para la irreflenable paradoja de la lógica del amor.
Así que os recomiendo esta película, que parece no ocurrir en la tierra y que habla de la vida misma de los que la poblamos.
MICROFICHA:
DIRECTOR: Hal Ashby.
MÚSICA: Cat Stevens.
IDIOMA ORIGINAL: Inglés (americano).
GUIÓN: Colin Higgins.
FECHA DE PRESENTACIÓN: 20 de diciembre de 1971 (en Estados Unidos).
DURACIÓN: 91 minutos.

4 comentarios:

Alanthos dijo...

En una palabra: "mola". No he visto la película aún, pero te diré cuando la vea qué me ha parecido. ¡Gracias por compartir este comentario!

Miau.

Alanthos dijo...

Vale, ya la he visto. Notable. Muy notable. De hecho, me han encantado varias escenas concretas de la película, pero me ha parecido tan divertida (a un tiempo que emotiva y sutil) que estaría dispuesta a revisarla yo mismo.

Me ha parecido cercana, y a un tiempo extraña, tanto contemplada desde el punto de vista de Maude como desde el de Harold; pero ambos personajes son tan entrañables (el uno, a su manera enfermiza, la otra cariñosa como es) y tan ingeniosos que, al final de la película, cuando las luces se encienden, como dicen los "expertos", sonríes y suspiras: "sííí, tío... eso es algo que, si no es genialidad, se le parece bastante".

Aunque también es cierto que me habría gustado más el Jaguar de color negro. Las cortinas, por otro lado, serían algo innecesario.

¡Bueno! Pues ya está. Maravilloso filme. Buenas noches. Loco mundo.

Jeromín dijo...

Vaya, que historia tan "atípica". No me importaría verla, la verdad, al principio me ha dado pereza empezar a leer, pero luego me ha resultado un tanto curioso.

Una película, según lo que he observado, bastante atípica entre lo que se mueve en la "variedad" cinematográfica de nuestro tiempo.

Un abraxo...

P.D: Viva Podolski!!! viva el pichichi!!!

Grey Garden dijo...

Genial! una de mis peliculas favoridas..